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Entre tú y yo

Expedientes del sueño

Prefacio

 

He pensado y reescrito estas historias varias veces, intentando ser fiel a lo que pasó. Sin embargo, a mi yo consciente le gusta jugar con mi inconsciente, aprovechándose de su credulidad.

 

Diana

***

«Mejor no muevas los párpados»

Escucho murmullos, un extenso bullicio de voces tiernas en la oscuridad, las voces de niños a los que les cuesta completar las palabras y que solo emiten pedazos de sonidos consonantes que rebotan en las paredes y vuelven a sus emisores como flechas; haciendo que sus gargantas vibren y un eco extraño nazca en el momento en el que las ondas chocan. /Onda cerebral/.

El ruido para.

Y vuelve con mayor intensidad provocando que las voces se distorsionen, se multipliquen, se agraven y se amplifiquen. Abro los ojos con pesadez y por fin puedo ver lo que escucho. Me duelen los ojos. /Dolor en los ojos/. Creo que la boca me sabe a sangre porque el ambiente es rojo, porque el aire en forma de aura roja me ahoga y en mi boca se vuelve líquido. Quizás si esté inventando todo.

A mi alrededor observo muchos cuerpos pequeños con rostros sin rasgos, rostros borrados por la oscuridad y contorneados levemente por un efecto de contraluz. Me elevo sobre los que están en el lugar y desde arriba ya no veo el desorden, en su lugar hay una fila sin fin ni comienzo. Una fila que parece hacer muchas curvas a medida que la neblina se escapa hacia los lados (hacia las esquinas de mi sueño).

Los niños lloran, cada vez más fuerte. /Onda cerebral/.

Sé que estaba en la entrada del infierno porque es como lo he imaginado.

El lugar empieza a parpadear como si muchos bombillos estuvieran incrustados en las paredes y en el cielo. No sé dónde estoy, parece una sala, un cuarto, y un desierto, no estoy segura porque se trata de otro detalle que un día simplemente apareció entre mis recuerdos. /Dolor en la garganta/. Me duele la garganta y quizás sea porque el suelo se ve áspero y me hace imaginar que trago arena.

Intento moverme para deshacer la fila, pero alguien sostiene mi cuerpo (aparentemente dormido). Creo que me carga un hombre porque solo veo un par de manos grandes entre la neblina. He estado tratando de identificar esas manos, pero nunca las he visto. Mi cabeza se mueve y se desgonza a pesar de que lucho contra la fuerza que la jala hacia el piso. No tengo más alientos, me cuesta respirar y mantener los ojos abiertos. /Onda cerebral/.

Los niños lloran y giran la cabeza hacia todos los lados bruscamente. /Onda cerebral/.

Las luces se van y cuando vuelven algo está con ellas. Son tres mujeres. Dos vestidas de negro, con colores verdosos oscuros; y una señora, o niña, o joven vestida de blanco. Algunas veces recuerdo a esa mujer como una señora, otras como una niña y otras como una anciana. Parecen la personificación del oráculo y como se presenta en esos tres tiempos, tres deidades que son una. Intento descifrar qué quiere decir.

El flash de una cámara me ahoga y tengo que abrir la boca para tragar aire. Estoy sudando en exceso /sudor excesivo/ y veo todo pasar muy rápido, mis ojos recorren los rincones y curvas de la fila, escaneando el lugar ¿A quién estoy buscando? Mis ojos se mueven muy rápido. /REM/.

Ellas me observan mientras avanzan y van coqueteando con las almas, las que están llorando. /Onda cerebral/.

Parpadeo lento, cierro los ojos y siento que de nuevo me desmayo. Al despertar me encuentro en otro lugar, uno de color azul y verde. Me siento diferente, soy alguien diferente y tengo miedo.

Lo único que es igual en ese segundo lugar es la gran fila de niños, pero ninguno está despierto y a todos los cargan sus padres. Sé que son familiares y no porque los estén cargando, sólo lo sé.

Otro flash me quema, el de la misma cámara y provoca que vuelva a dormir. Que regrese al infierno, donde por fin puedo despegarme de mi cuerpo paralizado. Allí veo que las mujeres intentan separar a algunos chicos de la fila. Las llamo con la mirada y me gano su tención. Comienzo a recitar oraciones (creo que el padre nuestro) y ellas chillan y gritan parar tratar de asustarme. /Onda cerebral/.

Sé que me tienen miedo y por eso avanzo más porque además estoy acompañada de una luz. Subo la voz y las amenazo con la mirada cuando ellas intentan acercarse para tomar a otro niño.

“No nos dejes caer en la tentación, libranos del mal, amén”.

Es evidente que el sentimiento de anhelo por los niños las quema y por eso entre escupitajos me suplican que quieren quedarse con ellos.

Continúo con el exorcismo. /Onda cerebral/. O al menos eso parece para mí.

Doy un paso al lado, rompo la fila y uso la cámara que ahora está en mis manos.

Ellas desgarran sus cuerdas bocales y la mujer de blanco abre la boca exageradamente hasta romper su mandíbula y me grita mientras empieza a sufrir.

Rápidamente aprieto el botón para tomar fotos y los niños comienzan a desaparecer con cada relámpago. Mis ojos se vuelven locos capturando las miradas de todos los niños/REM/. /Dolor de estómago y adormecimiento del cuerpo por la tensión que se genera/, /tensión de los músculos/. /Empieza a despertar/. Finalmente me desmayo por el movimiento de mis ojos y la infinidad de destellos, y “despierto” en los brazos de alguien que esta vez sí siento conocer. Lo sé por su sombra, la he visto antes en el mundo donde mi subconsciente duerme.

De nuevo en este mundo azul y verde, los niños empiezan a abrir los ojos y ya no lloran. Ahora solo escucho su respiración. /Libera tensión cuerpo/.

Algo congela el tiempo en mi sueño y pienso que no ha terminado.

Algo no está bien.

En ese momento, una cámara me apunta y las manos que la cargan hacen que libere su luz. /Tensión general en el cuerpo/.

/Se despierta/.

/Está sudando y tiene mucho miedo, el que no tenía mientras soñaba/.

/Le duele la mandíbula y su cuerpo intenta liberar la tensión del cuello y la espalda baja /.

Epílogo

 

Los sueños son como un reflejo en el agua, uno que muestra lo que eres o anhelas. Si cuando despiertas mueves bruscamente el agua, no veras fielmente lo que se forma en ella.

Recuerda, cuídate de las corrientes, de las represas y huye cuando el agua se desborde.

 

 ***

 Cuando era pequeña no me gustaba ir a dormir. Los sueños y las pesadillas me perseguían y no me dejaban salir tan fácil. Horrorizada y mojada en sudor me despertaba llorando casi todas las noches, esperando que se hiciera de día y luchando con el cansancio. Cuando no lograba despertar me convertía en sonámbula.

Tiempo después comencé a suicidarme en los sueños para huir, cuando despertaba encendía el televisor hasta que llegaba la hora de ir al colegio. Las noches ya no eran un problema. Sin embargo, cuando dejé de tener miedo, la parálisis del sueño apareció y aún en pleno día se atreve a apoderarse de mi cuerpo. Es mucho más difícil huir de ella y se me hace casi imposible no dormirme en el momento en el que ya desperté.

 

 

Antes de morir su hermano, Nelly empezó a visitarlo en sus sueños. Sueños que para ella viven en un mundo paralelo al nuestro. “Las calles y lugares de allá eran parecidos a los de aquí”, pero en desorden, al revés, con otros detalles y en general distorsionados.

Luego de la muerte de su hermano los sueños se hicieron “extraños”, los encuentros se sentían muy reales y en cada uno él le decía algo importante; le prevenía del futuro, le pedía favores y le mostraba cosas que estaban ocurriendo en “el mundo consciente” mientras ella dormía.

Era usual que no se lo comunicara usando palabras o sonidos, simplemente mantenían conversaciones “telepáticas” sentados uno al lado del otro en una silla de madera.

Una vez, no fue él quién la visitó sino ella quién lo buscó. Al verla le dijo muy asustado “¿Qué hace aquí?”.

“La Luz Nelly de antes está muriendo y está despertando otra”, y ahora sus sueños la persiguen cuando está despierta.

En los últimos sueños que ha tenido con su hermano él ya casi no le habla y ya no lleva la ropa que solía usar, ahora lleva un traje blanco. “Creo que ya se tiene que ir”.

«Expedientes del sueño» nace a partir de una intensa experiencia con los sueños y el dormir. En esta primera entrega se encuentra el relato un sueño extraño y extenso donde libro una batalla con seres malignos en el infierno. Además, aprovecho esta oportunidad para monitorear mi sueño desde una parte más (médica) para tratar de entender mejor una acción de soñar. A este primer texto lo acompañan otros dos relatos que también hablan desde otras voces sobre místicas experiencias con los sueños. ¿Es acaso el sueño un puente entre la vida y la muerte?

  • Autor(a)

    Diana Hasbleidy Clavijo

  • Tags

    Escritural